quarta-feira, 6 de abril de 2011

Biblioteca Nacional do México digitalizará obras

Tiene el proyecto de crear la Biblioteca Virtual de las Letras Mexicanas

Notimex |  El Universal

Además de custodiar, conservar y difundir los impresos que se producen en México y en el extranjero, la Biblioteca Nacional de México (BNM) se suma a la vanguardia tecnológica con la digitalización de diversas obras de su acervo.

La coordinadora del recinto, Belem Clark de Lara, explicó que entre sus principales proyectos está crear la Biblioteca Virtual de las Letras Mexicanas y para ello se ha establecido la colaboración con la Biblioteca Virtual 'Miguel de Cervantes'.

"Tenemos la digitalización de mil 80 obras en proceso para subirse a internet; ésta es la manera en que se ha podido avanzar para contar con un portal en línea y dar a conocer parte del acervo" , aclaró Clark de Lara.

Argumentó que este recinto cuenta con un Fondo Contemporáneo, que puede ser consultado por estudiantes desde los 16 años, conformado por salas de Consulta e integrado con un área de recursos electrónicos.

Uno de los espacios que constituyen a esta biblioteca es el denominado Sala de Especiales en la que se puede encontrar: Bibliografía, Mapoteca, Tiflológico, Fonoteca, Materiales didácticos, y Videoteca, creadas entre 1959 y 1982.

En cuanto al Fondo Reservado, responsable de la Sala Especial de Iconoteca, éste es sólo para investigadores o tesistas respaldados por su obra o una institución, el cual está compuesto por más de un millón y medio de documentales, libros, manuscritos, folletos, fotografías, entre otros, que podrían aumentar en los próximos años, aseveró la coordinadora de la BNM.

Siendo el más importante a nivel nacional, tiene entre sus objetivos preservar y organizar las colecciones que, por su rareza, antiguedad, alto valor o lo limitado de las ediciones, requieren de cuidados especiales.

Por ello es que el año pasado se creó el Departamento de Formación de Colecciones e Inventarios, para avanzar en el conocimiento de la riqueza verdadera de este espacio.

Encomendada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y administrada por el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, este recinto ostenta una tradición y un cometido de resguardo de la historia de las letras mexicanas, así como de su literatura, al ser un referente al momento de consultar bibliografía de cualquier disciplina.

El recinto, ubicado en el Centro Cultural Universitario, en Ciudad Universitaria, recibe anualmente alrededor de 22 mil usuarios.

"Tenemos materiales que no se encuentran en ningún otro lado; además, los visitantes son atraídos por la diversidad que pueden encontrar en un sólo lugar" , añadió.

En este tenor, la BNM respalda libros y fondos que pertenecieron a los conventos, suprimidos por las Leyes de Reforma, documentos que conforman el llamado Fondo de Origen, constituido por las bibliotecas de los ex conventos del Carmen, San Joaquín, San Angel, San Francisco, San Fernando, Santo Domingo, San Agustín, San Diego, San Felipe Neri, La Merced, San Pablo, Porta Coeli y Aranzazú.

Asimismo, la Biblioteca Turriana, de la Catedral.

Además, se guardan los incunables o libros impresos en Europa entre 1469 y 1500; asimismo, la colección que José María Lafragua reunió a lo largo de su vida y que está totalmente microfilmada porque es la más consultada de este Fondo; contiene alrededor de 18 mil folletos y documentos del siglo XIX.

A ello, se han unido diferentes archivos, generalmente por donación, como los de Benito Juárez, Francisco I. Madero, Angel María Garibay K., y el Doctor Atl, entre otros, junto con manuscritos del siglo XVI al XX.

El crecimiento de su acervo, también comprende la compra de materiales, como el volumen "Decreto constitucional para la libertad de la América Mexicana de 1914" , y el impreso mexicano "Nágera Yanguas, Diego. Doctrina y enseñança en lengua maçahva de cosas mvy vtiles, y prouechosas para los Ministros de Doctrina... de 1637" , adquirido el año pasado.

En tanto, el Fondo Contemporáneo se alimenta por el depósito legal, instituido desde 1846, mediante el que se obligaba a los impresores de la Ciudad de México y los "territorios" a enviar a la Biblioteca Nacional un ejemplar de todo lo publicado en sus talleres, esto por decreto del 23 de julio de 1991.

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